Cómo Santiago recuperó el vínculo con su hijo en Medellín sin sacrificar su estabilidad emocional ni su trabajo
19/06/2025
El problema
“Me sentía invisible. Tenía miedo de que mi hijo se olvidara de mí. Pero también me daba miedo iniciar un proceso legal y entrar en una guerra que no quería”
Santiago, diseñador gráfico de 36 años, vive en Laureles, Medellín. Desde que se separó de Mariana, su ex pareja, veía a su hijo Simón los fines de semana. No era el acuerdo más justo, pero al menos funcionaba. Hasta que dejó de funcionar.
Todo empezó con excusas pequeñas: que el niño estaba enfermo, que tenía una actividad escolar, que viajaban. Luego, simplemente, dejó de verlo. Durante más de un mes, Mariana no respondió llamadas ni mensajes. Cuando al fin contestó, fue para decirle: “Tú no eres una figura estable. Yo soy quien lo cuida”.
Santiago se derrumbó. Lo que no quería era pelear. Lo que quería era ser papá.
La solución
“Era raro hablar de algo tan emocional por videollamada, pero me sentí entendido desde la primera sesión”, recuerda.
Después de semanas de angustia, buscó ayuda. Pero no quería cualquier abogado. Quería un enfoque humano, sin confrontaciones innecesarias. Así llegó al equipo de Mile Legal.
En menos de tres días ya había tenido una entrevista profunda con su asesor legal. Analizaron su historia, los mensajes, los antecedentes, y diseñaron una estrategia paso a paso. No jurídica. Humana. Clara. Santiago no tuvo que moverse de su apartamento. Todo el proceso fue digital.
La conciliación fue organizada en menos de una semana a través de un centro de arbitraje privado. En vez de esperar tres meses por una cita oficial, Santiago pudo sentarse (virtualmente) con su ex pareja y, con el acompañamiento de un negociador legal, expresar algo que había guardado por mucho tiempo: “No quiero pelear contigo. Solo quiero estar en la vida de Simón”.
Aunque no hubo acuerdo inmediato, la conversación cambió el tono. Y eso fue clave.
En los siguientes meses, el equipo legal de Mile recopiló todas las pruebas: vínculos afectivos, reportes escolares, chats, antecedentes penales, informes psicológicos, todo. Santiago no tuvo que buscar nada por su cuenta.
Luego vino la demanda, estructurada con una metodología infalible. El equipo lo representó en todas las audiencias. Él solo tuvo que concentrarse en su trabajo… y en su hijo.
El resultado
"Al principio estaba preocupado por tener que dejar ir clientes para encargarme de este proceso, pero no tuve que dedicarle ni una hora para poder estar con mi hijo".
Diez meses después, el juez le otorgó un régimen de custodia compartida estructurado, con días definidos, participación en decisiones clave y vacaciones alternadas. El fallo resaltó la “capacidad emocional y disposición del padre para mantener una relación estable y afectiva con su hijo”.
Hoy, Santiago lleva a Simón a fútbol los jueves. Los fines de semana ya no son negociaciones tensas, sino planes familiares. Y, sobre todo, volvió a dormir tranquilo.
“No quería ganar un juicio. Solo quería que mi hijo me volviera a ver como su papá. Mile me ayudó a lograr eso, sin destruir lo que quedaba de nuestra familia.”
*Nombres ligeramente modificados por privacidad del cliente. Las imágenes son representativas de los hechos acontecidos.