Cómo Julián logró una custodia equitativa y una vida estable para él y su hija
3/07/2025
El problema
“Veía a mi hija dormida en el asiento del carro. No la ayudaba con tareas, no cenábamos juntos, no teníamos tiempo para hablar. Era como ser su conductor, no su papá.”
Julián*, director ejecutivo de 40 años, vive en Chapinero Alto, Bogotá. Su hija Emma* tiene 5 años y estudia en un colegio campestre en La Calera. Tras una separación compleja, la custodia fue pactada en una comisaría: Julián tendría a su hija una semana al mes. Él lo firmó sin cuestionar. Solo quería cerrar el conflicto y ver a su hija sin más peleas.
Pero con el tiempo, ese acuerdo se volvió insostenible.
Cada vez que le correspondía su semana, Julián debía atravesar la ciudad a las 5:30 a.m. para llevar a Emma al colegio, luego regresar a Bogotá para trabajar, y repetir todo al final de la jornada. No había espacio real para compartir con su hija después del colegio: debía dejarla cada noche con su madre, incluso cuando no era su semana.
“Veía a mi hija dormida en el asiento del carro. No la ayudaba con tareas, no cenábamos juntos, no teníamos tiempo para hablar. Era como ser su conductor, no su papá.”
Julián no quería un nuevo pleito, pero tampoco podía sostener esa dinámica. Lo afectaba física, emocional y laboralmente. Sabía que Emma merecía algo mejor. Y que él también.
La solución
“No solo me ayudaron a construir una solicitud sólida, también me ayudaron a quitarme la culpa. Me explicaron que pedir una custodia equitativa no es egoísmo. Es responsabilidad”
Fue un amigo abogado quien le habló del enfoque digital y humano que ofrecía Mile Legal. En una sola videollamada, Julián entendió que no estaba atado de por vida al acuerdo firmado en la comisaría.
En menos de 72 horas, el equipo legal analizó el caso y le presentó una nueva estrategia: buscar la modificación del acuerdo con base en el bienestar del menor, usando pruebas logísticas, emocionales y académicas. “No solo me ayudaron a construir una solicitud sólida, también me ayudaron a quitarme la culpa. Me explicaron que pedir una custodia equitativa no es egoísmo. Es responsabilidad”, recuerda.
En menos de una semana, organizaron una conciliación privada con abogados y mediadores certificados. Esta vez, Julián no llegó solo. Estaba preparado.
La madre, inicialmente reacia, terminó reconociendo que los traslados diarios afectaban el rendimiento escolar de Emma y aumentaban el estrés familiar. El equipo de Mile facilitó un nuevo acuerdo que redistribuía la custodia: un mes con cada padre, con responsabilidades equitativas de transporte y horarios acordados para entrega y recogida.
El resultado
“Lo que más me marcó fue una frase del equipo legal: no estamos peleando por más tiempo con tu hija; estamos construyendo un entorno donde ella pueda crecer con ambos padres presentes. Y eso fue lo que lograron.”
Hoy, Julián y Emma tienen una rutina. Se ven cada tarde durante su mes juntos. Van al parque, hacen tareas, cocinan, leen antes de dormir. Emma tiene dos hogares y dos mundos estables. Y Julián volvió a sentirse padre, no chofer.
“Lo que más me marcó fue una frase del equipo legal: no estamos peleando por más tiempo con tu hija; estamos construyendo un entorno donde ella pueda crecer con ambos padres presentes. Y eso fue lo que lograron.”
“No quise modificar el acuerdo por capricho. Lo hice porque no quería ser un visitante en la vida de mi hija. Y Mile me ayudó a recuperar ese lugar sin conflictos ni juzgados.”
*Nombres modificado por privacidad del cliente. Las imágenes son representativas de los hechos acontecidos.